Personas PAS

Hoy os traigo un tema que hace unos años ha empezado a resonar, pero en el que no se ha profundizado aún demasiado. Se trata de las personas PAS, Personas Altamente Sensibles, en adelante PAS.   

Es bien sabido que quién acuñó este término en los años 90 fue la psicóloga norteamericana Elaine Aron. Según su estudio, este rasgo de personalidad se encuentra entre un 15% y un 20% de la población, sin distinción de género, y cabe destacar que no es lo mismo que ser hipersensible, tímido o extrovertido, y que tampoco resulta ser una enfermedad o un trastorno, simplemente una característica. A posteriori de la aportación de Aron, se han llevado a cabo otros estudios e investigaciones desde campos como la propia psicología, aunque también desde la neurología y la genética, que confirman que esta característica se encuentra en este rango de población.  

Aunque ya hayáis oído hablar de este rasgo innato en las personas y quizás algo de la información que hoy comparto ya os resuene de haberlo leído en otros artículos, debo describíroslo si pretendo añadir información adicional a este tema. Así pues, las PAS se caracterizan por tener un sistema neurosensorial más desarrollado que el resto de las personas. Ello consiste en que sufren de sobresaturación de estímulos a nivel sensorial y psíquico. Dicho de otra manera, perciben mucha más información. Son capaces de percibir y de sentir sutilezas, más matices, pues son más sensibles y todo lo sienten más, mostrando una mayor conciencia de todo aquello que les llega, y procesan la información de una forma más elaborada, más analítica, más pensada y analizada, pues como venimos diciendo su sistema nervioso está más desarrollado, por ello optan por este proceso y no otro más simple. Ello afecta en todo tipo de momentos, sean bueno o malos, es decir, esta forma de procesar se da tanto en estímulos positivos como negativos. Tras toda esta faena, necesitan tiempo para cargar pilas, así pues, en ocasiones necesitan descansar y desconectar para luego poder afrontar de nuevo todo aquello que perciben.  

Existen diferentes expertos que han aportado sus propias deducciones y conclusiones en respecto a las PAS. Enrique Cantón, profesor de psicología en la Universidad de Valencia, indica que esta característica tiene una base neurológica puesto que la elevada sensibilidad se encuentra relacionada con las conexiones neuronales del cerebro. Así pues, en función de las experiencia y aprendizajes de la persona, todo estimulo puede afectar de forma positiva o negativa a las PAS.    

En mi modesta opinión, se trata de un rasgo o una característica de gran utilidad para la persona que la posee, pues le es útil en la toma decisiones, ya que le permite adaptarse mejor al medio y en consecuencia sobrevivir en según qué entorno

Veamos ahora algunos ejemplos de aquello que les puede suceder. Según nos explica Carlos Bromley por su parte, psiquiatra y especialista de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, una PAS no tolera según qué ruidos, gustos o tactos. Deja de manifiesto que suelen preferir vivir en entornos rurales y apartados de las grandes ciudades. Ello se debe a que son muy intensas emocionalmente. Nos referimos a que como ya hemos mencionado en líneas anteriores, todo lo sienten más, por lo tanto, también lo expresan con mayor intensidad que el resto de la población que no presenta esta característica. “Si tienen una pérdida sufren y lloran mucho. Si tienen un enfado suelen frustrarse con mucha facilidad. Si tienen una alegría, suelen creer que todo está muy bonito y adecuado”, nos explica Bromley. Es como que exageran todo aquello que les ocurre respeto de la resta de personas que no presentan esta característica. Aunque no siempre lo manifiestan, en ocasiones lo sienten, pero no lo expresan. Otras características que Bromley comparte es que resultan muy amorosas y confiadas con sus parejas y demandan mucha presencia y afecto, lo que, en mi opinión, puede serles contraproducente en el momento de definir un modelo de pareja y crear límites. Son personas que tampoco saben decir que no en muchas ocasiones y se involucran a pesar de no quererlo, lo cual les ocasiona una sobrecarga o sobreesfuerzo. Tienden a ser perfeccionistas y toleran poco el dolor físico, lo que Bromley define como carácter frágil e inseguro. Otros rasgos característicos de las PAS, son la alta capacidad que tienen de empatía, o su zona de confort, que suele ser muy reducida.  

Toda esta información, nos lleva a plantearnos cómo las PAS llevan este rasgo, es decir, si se sienten bien con él y han aprendido a gestionarlo a su favor en forma de ventaja o si de lo contrario les supone un sobreesfuerzo que podría llegar a contribuir a un malestar o estado de infelicidad. Por ello, resulta esencial que las personas que poseen este rasgo, desarrollen la inteligencia emocional con el fin de conseguir un equilibrio entre lo que les sucede o perciben y cómo les afecta o recae en ellas emocionalmente. De lo contrario, según la Asociación Española de Profesionales de la Alta Sensibilidad pueden darse casos de estrés, ansiedad o pánico. Otras de las señales son el estrés permanente, el agotamiento diario o a largo plazo, cansancio constante, trastornos del sueño, síndromes de burn-out y enfermedades mentales y me atrevería a añadir el neuroticismo, que tiene lugar cuando una persona se neurotiza por no saber cómo gestionar sus emociones.  

Entonces, ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo conseguimos que las PAS lleguen a un equilibrio y sepan gestionar aquellos estímulos que reciben sin que les suponga un efecto perjudicial? Conociéndonos y permitiéndonos ahondar en nosotras y nosotros mismos. Mediante la práctica en la gestión de las emociones, seremos capaces de convertir el efecto PAS en una ventaja en vez de en una desventaja. Se pueden combinar diferentes técnicas de pensamiento racional y de análisis de situaciones, así como de la gestión de las emociones. Lo que nunca debemos hacer es engullir las emociones sin masticarlas. ¿A que me refiero? Pues hay personas que tienden a eliminar las emociones como la tristeza, la rabia, la frustración… y esa no es la manera, pues tarde o temprano acabará saliendo por otro lado y muy probablemente en modo de enfermedad. Es mejor y más productivo ver qué ha ocurrido y enfocarlo desde una perspectiva saludable y beneficiosa, que no dejarlo estar y que más adelante estalle todo a la vez y sea demasiado tarde para reparar el daño.  

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